Friday, September 01, 2017

El devenir de la danza se escribe en Oviedo





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El devenir de la danza se escribe en Oviedo


El Campoamor acogió ayer un espectáculo de baile como colofón a un proyecto de investigación sobre el ritmo


El espacio, los movimientos del cuerpo y la melodía se fusionaron ayer en el teatro Campoamor en un espectáculo que puso el broche final al trabajo de investigación sobre el ritmo llevado a cabo dentro de la cuarta edición de las "Estancias coreográficas", un máster de danza contemporánea en el que participaron más de setenta personas de diez nacionalidades diferentes. Su trabajo durante los últimos quince días en la ciudad dio sus frutos: la gala de ayer llenó el teatro y despertó el interés del público por conocer los impulsos creativos que movieron a bailarines y coreógrafos en el proceso creativo.

El solo del bailarín Eduardo Ramírez inauguró la gala. Silencio absoluto para contemplar sus movimientos sutiles sobre las tablas del escenario en una mezcla de drama y comedia. Tras su actuación, las piezas del asturiano Yoshua Cienfuegos, director artístico del proyecto de investigación, y Lucía Piquero, codirectora de la iniciativa, cobraron vida en el marco inigualable del teatro Campoamor.
Los movimientos de la pareja de bailarines que actuaron en segundo lugar dibujaron sobre el escenario pinceladas de lo que podría ser el ritmo, objeto de estudio en esta investigación que forma parte de la nueva tesis doctoral llevada a cabo por la compañía Cienfuegos Danza.
Acto seguido, una pieza grupal interpretada por cinco bailarines arrancó el aplauso del público, conmovido por su ritmo frenético, la poesía de sus movimientos y el toque aflamencado de la melodía. Como broche final a los trabajos coreografiados, una pareja danzó sobre la sutil melodía del punteo de una guitarra.
Al espectáculo le siguió una muestra del trabajo de los bailarines participantes en las "Estancia" y un coloquio con el público para explicar los entresijos de este estudio sobre la danza contemporánea. En el proyecto han participado nueve coreógrafos, cincuenta y cinco bailarines, diez investigadores, tres compositores, dos artistas plásticos y un documentalista. Las conclusiones del estudio, sin embargo, tendrán que esperar.
El "maratón" de danza en el que han participado bailarines de todo el mundo durante este mes, sólo es el principio del camino. El trabajo físico y mental precisa de reposo para entender todo los aspectos estudiados, tal como destacó Yoshua Cienfuegos a LA NUEVA ESPAÑA: "Sólo con el paso del tiempo voy entendiendo los conceptos que se apuntan en este especie de máster de danza".
El latido del corazón marcó el ritmo de la investigación de Vania Gala, una de las coreógrafas que participó en el proyecto. Esta portuguesa y angoleña trabaja en Londres y le gusta unir baile y reflexión en sus creaciones. "Es curioso cómo algo tan orgánico como el latir de un corazón puede convertirse en dictatorial", apunta. A partir de esta idea reflexionó sobre cómo las nuevas tecnologías marcan el ritmo de la sociedad. Y todo ello, lo plasmó en la pieza que presentó ayer por la mañana en la sala Paraíso.
En torno a esta sala en la calle Paraíso giró la otra parte de las actuaciones de ayer, dedicada a los coreógrafos emergentes. La expresión corporal y la combinación de movimientos bruscos y lentos inundaron el espacio. "Son bailarines muy honestos y de gran calidad", destaca Fernando Trujillo, otro de los coreógrafos que, junto a Gaby Davies, ofrecieron una pequeña pincelada del trabajo de estos últimos días.
Las "Estancias coreográficas" se encuentran enmarcadas en el Festival de Verano de la ciudad y cuentan con la colaboración de la Fundación Municipal de Cultura, el Ayuntamiento de Oviedo y la Universidad de Malta. Además, reciben apoyo de la Universidad de Roehampton en Londres y el Suzanne Dellal Dance Centre de Tel Aviv.